Hombres como él son los que hacen plantearse si no deberían nombrarlos como una maravilla del mundo más. Una idea muy razonable y claramente justificada si observamos este torso, que estremece y activa todos nuestros sentidos, y no es para menos. Además, a parte de ser una delicia observarlo, escucharlo termina por absorberte. En fin, una lástima poder percibirlo a través de dos vías únicamente. Solo con imaginar poder olerlo, palparlo y saborear cada recoveco de su atesorada figura se me cae… hasta lo no caíble.
viernes, 14 de septiembre de 2012
Matthew Morrison
Hombres como él son los que hacen plantearse si no deberían nombrarlos como una maravilla del mundo más. Una idea muy razonable y claramente justificada si observamos este torso, que estremece y activa todos nuestros sentidos, y no es para menos. Además, a parte de ser una delicia observarlo, escucharlo termina por absorberte. En fin, una lástima poder percibirlo a través de dos vías únicamente. Solo con imaginar poder olerlo, palparlo y saborear cada recoveco de su atesorada figura se me cae… hasta lo no caíble.
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