Ese momento producido por el destino en el que estás aburrida viendo pasar anuncios en la tele esperando impacientemente que llegue la serie que te han interrumpido y de repente aparece un hombre. De repente aparece este hombre. Y entonces entiendes que dónde menos te lo esperas siempre va a haber un chaval que te alegre el día con sus vistas. Porque, señores, una no puede evitar enamorarse cuando le ponen estas cosas delante.
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