domingo, 14 de octubre de 2012

Adrián Rodríguez




No me voy a andar con rodeos, ni a maquillar expresiones, ni complicarme diciendo algo que es tan obvio. Seguro que cualquier admirador de la anatomía humana los únicos pensamientos que consiguen elaborar es el deseo de tirárselo una y otra vez. Y sin descanso posible, a menos que no sea para embobarte con esa artillería que tiene como cuerpo, esos labios que piden muerdos a kilómetros de distancia, esa mirada que te provoca un suspiro, y otro, y otro. En fin, Adrián, se tan guay por dentro como por fuera y regálame un poquito de ti, ¿no?


No hay comentarios:

Publicar un comentario